Este es mi trabajo sobre El Humanismo a partir de la obra de Miguel Ángel y sus frescos de la Capilla Sixtina, donde creo que se pueden apreciar en todo su esplendor las características de esta corriente de pensamiento. Lo animé con música del renacimiento
El trabajo de Miguel Ángel siempre me produce los síntomas del síndrome de Stendhal. Se me hace un nudo en la garganta, se me oprime el pecho y siento unos deseos incontenibles de llorar por toda la humanidad.
Cuando tuve la oportunidad de visitar por primera vez la Capilla Sixtina, tenía 17 años y no pude contener las lágrimas. Pero debo confesarles que no sé si lloraba por la conmoción que me produjo su imponente belleza o por la rabia que sentí al ver la opulencia, no sólo de la Capilla sino de todo el Vaticano. No lograba conciliar, en mi cabeza adolescente llena de la rebeldía de esos años, el lujo que veía, con lo que me habían enseñado de la religión católica y de Jesucristo. Sentí que en alguna parte se había torcido el camino y que Jesús se devolvería a su tumba si se enteraba de que en su nombre se habían erigido esos monumentos con una ostentación tan obscena, mientras tantos seres humanos se morían de hambre alrededor del mundo.
Creo que ese día se inició el camino de mi irreconciliable distanciamiento con la iglesia católica. Ahora a mis 55 años me hago las mismas preguntas... la diferencia es que hoy ya sé que nunca tendré respuestas.
