Cómo hablarles a las niñas pequeñas

La semana pasada leí este artículo en el blog http://latinafatale.com/2011/07/21/how-to-talk-to-little-girls/ y me tomé el atrevimiento, sin autorización, no se si me meta en un lío, de traducirlo, porque me parece un tema de la mayor importancia. Juzguen ustedes. 

El artículo se titula Cómo hablarles a las niñas pequeñas, escrito por Lisa Bloom, periodista y autora del libro Think: Straight Talk for Women to Stay Smart in a Dumbed Down World


La semana pasada fui a cenar en casa de una amiga, y conocí por primera vez a su hija de cinco años de edad.

La pequeña Maya era una belleza con su rizado pelo caoba y sus ojos oscuros. Se veía adorable enfundada en su camisón rosado brillante. Me hubiera gustado consentirla, hablarle como bebé y decirle “¡Maya eres tan bella! ¡Mírate! Date una vuelta y modela esa belleza de bata, ¡eres una preciosura!”

Pero no lo hice. Me aguanté. Me mordí la lengua como hago siempre que conozco niñas pequeñas, aguanto ese primer impulso, de que siempre tengo de decirles lo preciosas/bonitas/bien vestidas/bien arregladas/bien peinadas que están. 

¿Qué hay de malo en eso? En nuestra cultura es normal hablarles de ese modo a las niñas para romper el hielo, ¿no?


Mantengan en su mente esto por un momento. 

Esta semana, las noticias en ABC reportaron que casi la mitad de las niñas de seis años de edad están preocupadas por su peso. En mi libro “Think: Straight Talk for Women to Stay Smart in aDumbed-Down World”, revelo que entre entre el 15 y el 18 por ciento de las niñas menores de doce años usan pestañina, delineador de ojos y lápiz labial, de manera regular; los desórdenes alimenticios van en alza y la autoestima a la baja; veinticinco por ciento de las mujeres jóvenes en los Estados Unidos preferirían ganar el premio de la top model americana que ganar el premio Nobel de la Paz. Hasta las más exitosas jóvenes universitarias dicen que prefieren ser llamativas que inteligentes. En Miami, una madre acaba de morir a causa de una cirugía cosmética, dejando huérfanos a dos adolescentes. Esto sigue pasando y me rompe el corazón.

Enseñarles a las niñas que su apariencia es la primera cosa que ves, les dice que la apariencia es más importante que todo. Esto, las programa para que comiencen a pensar en una dieta a la edad de 5, en base de maquillaje a los 11, en implantes de senos a los 17 y Botox a los 23. Como se ha convertido en un imperativo cultural estar atractiva las 24 horas del día y siete días a la semana, las mujeres americanas se han convertido cada vez más en seres infelices. ¿Qué está faltando? Una vida que tenga significado, una vida de ideas, leer libros y ser valoradas por sus propios pensamientos y logros.

Por eso es que me fuerzo a hablarles de esa manera a las niñas pequeñas:

“Maya,” le dije, agachándome a su nivel y mirándola directamente a los ojos, “me encanta conocerte”.

“A mí también me encanta conocerte” dijo con su voz entrenada de niña buena y educada para hablarle a los adultos.

“Oye, ¿qué estás leyendo”? Le pregunté, con un guiño en mis ojos. A mí me fascinan los libros. Me vuelven loca. Le dejé ver que eso era verdad.

Sus ojos se agrandaron y su expresión facial de niña educada cambió a causa de una excitación genuina por el tema. De todas maneras hizo una pausa, estaba un poco apenada conmigo, era una extraña.

“Amo los libros,” le dije. “Y tú?”

A la mayoría de los niños les encantan.

“Sí,” me dijo. “¡Y ya puedo leerlos yo sola!”

“!Wow, impresionante!” le dije. Y realmente lo es para una niña de cinco años. Sigue así Maya.

“¿Cuál es tu libro favorito?” le pregunté.

“¡Lo voy a buscar! ¿Te lo puedo leer?”


Purplicious fue el libro elegido por Maya, era nuevo para mí y mientras se acomodaba a mi lado en el sofá, leía orgullosa en voz alta cada palabra, sobre una heroína que amaba el color rosado pero que era atormentada por un grupo de compañeras en el colegio, que sólo usaban color negro. Lamentablemente, la lectura se trataba de niñas, de qué ropa usaban y de cómo su guardarropa definía sus identidades. Pero antes de que Maya cerrara la página final, conduje la conversación a los temas más profundos del libro: es decir, cómo ejercían esas niñas presión sobre su compañera por no ir con el grupo. Le conté que mi color preferido era el verde, porque me gusta mucho la naturaleza y esto le encantó. 

Ni una sola vez conversamos sobre la ropa, o el pelo, o los cuerpos o sobre quién era bonita. Es sorprendente cuán difícil es mantenerse alejada de esos temas con niñas pequeñas, pero soy terca.

Le dije que acababa de escribir un libro y que esperaba que ella también escribiera uno algún día. Se mostró muy entusiasmada con la idea. Las dos nos pusimos tristes cuando se tuvo que ir a la cama, pero le dije que la próxima vez podría elegir otro libro, lo leeríamos y conversaríamos sobre él. Oops. Eso la puso muy ansiosa para poder dormirse y bajó de su cuarto unas cuantas veces, muy animada.

Esta es una pequeñísima gota de oposición a una cultura que envía todos los mensajes errados a nuestras niñas. Un mínimo empujón hacía la valoración del cerebro femenino. O un pequeño momento de modelado de rol intencional . ¿Será que mis cortos minutos con Maya cambiarán nuestra multibillonaria industria de la belleza, los reality shows que degradan a la mujer y nuestra cultura enferma por las celebridades? No. Pero si cambié la perspectiva de Maya, al menos durante esa velada.

Pruebe este comportamiento la próxima vez que se encuentre con una niña pequeña. Ella posiblemente se muestre sorprendida e insegura al principio, porque muy pocos le preguntan sobre su mente, pero sea paciente y persista. Pregúntele que está leyendo. Qué le gusta, qué le disgusta y ¿por qué? No hay respuestas incorrectas. Usted está generando una conversación inteligente que respeta su cerebro. Para las chicas más grandes, pregúnteles sobre eventos de actualidad: la polución, las guerras, el recorte de los presupuestos para la educación. ¿Qué le preocupa del mundo y cómo lo arreglaría si tuviera en sus manos una varita mágica? Puede que obtenga respuestas sorprendentes. Cuéntele sobre sus ideas y logros y sobre sus libros favoritos. Actúe para ella como modelo de lo que hace y habla una mujer pensante.

Y cuénteme las respuestas que obtenga a:
www.Twitter.com/lisabloom.
Esto es cambiar el mundo, una pequeña niña a la vez.

*** 


Sobre la autora:


Lisa Bloom, autora de Think: Straight Talk for Women to Stay Smart in a Dumbed Down World, es un periodista galardonada, es analista legal, abogada litigante e hija de la reconocida abogada de derechos de la mujer, Gloria Allred.


Traducido por Iliana Restrepo del artículo publicado en:


http://latinafatale.com/2011/07/21/how-to-talk-to-little-girls/

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