OTREDAD

-->
Me gusta que seas tú para poder ser yo. Si no fueras otro, yo no sería yo, ni tú podrías ser otro si yo no fuera otro distinto de ti. Me maravilla que seas distinto. Me maravilla que seamos semejantes. Me alegran las diferencias que tienes conmigo y me alegran las semejanzas. Me asombro de que los dos pertenezcamos a este universo humano, éste que nos une en lo diverso.
Yo soy yo y mi circunstancia”: este apotegma proferido por Don José Ortega y Gasset, nos da cuenta de que somos lo que somos porque somos únicos e irrepetibles pero también nos dice que nuestra identidad depende de todo lo que nos rodea, por supuesto, incluidos los otros seres humanos.
Sabemos que los seres humanos no son cosas que se puedan utilizar como utilizamos una mesa o una plancha, porque, vuelvo a citar al gran Ortega: ”la cosa es lo utilizable; persona es -kantianamente- lo que tiene fines propios, lo no utilizable. Ahora bien: para mí lo no utilizable es en primer término ese íntimo centro de operaciones que llamo yo o yo mismo, desde el cual puedo utilizar cuanto no soy yo; de lo que se deduce que las realidades a las que llamo tú y él serán para mí personas y dejarán de ser cosas cuando yo las trate como si fueran yo... Hacer de algo yo mismo es el único medio para que deje de ser cosa”.
Esto último nos pone de presente que los otros seres humamos están en el mismo plano mío que son mis homólogos que no podemos utilizarnos entre nosotros. Entonces toda mi circunstancia está compuesta de cosas y no cosas y esas no cosas son mis semejantes. Son esos túes y él y ellas que me rodean y que me hacen posible pensar en mi realidad personal: en mi yo y son quienes me hacen posible darme cuenta de que estoy inmersa en un enorme universo de yoes y túes diversos que me posibilitan la vida y las relaciones humanas.
Todo lo que me rodea, excepto los otros seres humanos, son cosas utilizables , o circunstancias ajenas a mí que están influyendo de alguna manera en mi yo y aquí entonces aparece de nuevo el “yo soy yo y mis circunstancias” , de don José. Pero ahora nos dice: “¿Qué pasa, entonces, cuando mi circunstancia se halla total o casi totalmente constituida por un tú que yo no quiero utilizar como cosa y quiero tratar como persona?” Aquí nos damos cuenta de que cuando el otro se vuelve tú, se acerca. Cuando el otro deja de ser simplemente otro, se acerca a mí y en ese momento lo empiezo a ver como mi álter ego y es entonces cuando lo vinculo a mi vida.
Pero seguirá habiendo otros que nunca serán túes y que sin embargo tampoco son cosas, también son personas y es de estos otros que debemos ocuparnos con gran atención para tratarlos como túes o como yoes. Si analizamos estos pensamientos, los vemos muy cercanos al mandato básico del cristianismo: “Ama al prójimo como a ti mismo”. A pesar de no ser creyente ni practicante de una religión en la que fui incluida cuando no podía opinar, tengo claro que este es el precepto más sabio para vivir en paz dentro de este universo humano en el que estamos inmersos; entendiendo por Universo esa unidad de lo diverso.
En este viaje virtual que emprendo ahora, me encontraré con esos otros que no conozco, pero a quienes respetaré y a quienes admiraré por ser diferentes, por hacer y pensar cosas diferentes, los querré por ser mis iguales, por ser mis álter egos. Les agradeceré por existir y permitirme conocer su mundo aún en la distancia. Y por posiblitarme ser yo. Si no existieran yo no sería yo ni ellos serían otros. ¿Cómo saberlo?
Me alegraré con sus logros y lloraré con sus fracasos. Cantaré sus cantos y bailaré sus ritmos. Me asombraré ante los paisajes que sus ojos vieron o ven cada día y trataré de convertir muchos de esos otros en muchos túes para sentirlos lo más cercanos posible.
EMPIEZO MI VIAJE POR MÉXICO... ACOMPÁÑENME!

-->

No hay comentarios:

Publicar un comentario