Ecos de Puerto Rico

Vista áerea de la isla de Puerto Rico, Escudo de la Isla y foto de Fortaleza

“De ahí que Borinquen no pueda ser imaginado desde algún lugar fijo, como una comunidad soberana, exclusivamente ligado a un solo territorio y un solo lenguaje. Geográficamente, culturalmente, lingüísticamente, Puerto Rico es un lugar fragmentado”.

Después de visitar Cuba, llegar a la isla de Puerto Rico es un enorme contraste y al mismo tiempo un encuentro con personas similares en su esencia y su cultura. Puerto Rico y Cuba: pueblos hermanos, pueblos que son tan similares en su idiosincrasia y en su composición étnica, viven de una manera muy distinta, han afrontado y enfrentado sus luchas, necesidades y autonomía de una manera totalmente opuesta.

La historia de Puerto Rico es una historia colonial, es la historia de un pueblo que durante mucho tiempo estuvo gobernado por otros. Ahora tienen cierto grado de autonomía. pero siguen dependiendo en muchos aspectos de USA, del cual son un estado asociado. Esto en la práctica, como se dice en lenguaje coloquial es algo que ni chicha ni limoná.

Cuando en 1868 lograron alzar la voz con el Grito de Lares, España se los impidió y tapó esas bocas abiertas con un sonoro bofetón manteniéndolos bajo sus órdenes. Posteriormente, sin rendirse vuelven a gritar y esta vez sí consiguen firmar, en 1897, la llamada Carta Autonómica que les otorgaba autonomía de España. Con tan mala suerte, que durante la guerra Hispano-estadounidense, en 1898, la isla es invadida por este último país y pasa a ser colonia de Estados Unidos. No duraron ni un sólo año libres. Puerto Rico no sabe ser autónomo, no sé si hoy en día es porque ya no quieren y están acomodados y acostumbrados a ser un anexo del imperio, lo cual les da tranquilidad y comodidad, o porque nunca ha tenido la oportunidad de aprender y se han plegado a esta situación sin mucha resistencia.

Pasear por las calles del viejo San Juan es como estar en la Habana o en Cartagena. Su arquitectura colonial, la magia de los lugares, la amabilidad de su gente, la historia que se respira es similar, pero hay algo que parece de mentiras. Hay algo que se siente ajeno, hay una sensación de que todo ha sido recientemente fabricado... como si fuera una ciudad plástica, recién construida para ser perfecta. No se siente la vibración de las ciudades antes mencionadas; hay algo en el ambiente que no es propio, que se siente prestado. Y lo prestado hay que devolverlo algún día, esa es la gran tragedia de Puerto Rico.

Esta situación trae a mi memoria una estrofa de aquella canción de Piero llamada Los Americanos.

“... Y además siempre compran, valiosas cosas viejas Recién envejecidas, para americanos Y después en sus casas, reciben amistades que alaban el buen gusto, de los americanos...”

El viejo San Juan parece recién envejecido. Parafraseando a Piero, digo: los Americanos “compraron” a Puerto Rico como una valiosa cosa vieja, la maquillaron para que pareciera recién envejecida, como a ellos les gustan las cosas viejas: que no se note su verdadera y auténtica vejez. Creen que así logran que todos alaben su buen gusto.

En sus calles no se oyen voces auténticas, sólo se sienten los ecos de un Puerto Rico ido; las voces de Puerto Rico no están, las voces de Puerto Rico están lejos y las que están no quieren emitir sonidos. Es más cómodo mantener un prudente silencio para que nadie se acuerde que tienen los vestidos prestados, no vaya a ser que les toque devolverlos y quedar con los propios y verdaderos ropajes no tan lujosos y perfectos. Como en Los americanos de Piero.
Calles del Centro Histórico en San Juan

A pesar de que en Puerto Rico hay mucha producción musical, literaria, en artes plásticas, no hay referentes universales que nos recuerden a este país. en su producción artística. Su música actual, también está permeada por la cultura de Nueva York o Miami y sus interpretaciones por momentos se sienten vacías. Parecen ecos de voces ajenas. No en vano cuatro millones de puertoriqueños viven en USA y otro número igual en la isla. Esto nos lleva a concluir que los boriquas ya no son tan sólo puertoriqueños, son un pueblo fragmentado no sólo por la diáspora que han sufrido sino porque ya su cultura no se siente autentica, se siente influenciada por la cultura de los USA.


A pesar de todo lo dicho, la isla de Puerto Rico es muy bella. Tiene unas maravillosas playas y paisajes. Hay educación para todos, acceso por igual a todas las oportunidades y a todos los adelantos tecnológicos de nuestro tiempo. Su gente es amable, hablan con acento caribeño pero con un spanglish muy notorio que poco a poco los llevará a perder también su idioma. Aunque luchan para que esto no sea así, pienso que llegará un día  en que hablarán tan sólo inglés. Creo que más pronto de lo que nos imaginamos será un estado más de los USA.

Flaming June, Fredrick Lord Leighton
(1830-1896 Museo de Arte de Pto Ricco)

Sin embargo, el boriqua lucha por mantener su cultura. Lucha por mantener su identidad. Aunque no lucha por recuperar su territorio, quiere mantener un sello que ya cada día le es más esquivo.

“El juego, las respuestas, las aceptaciones, las resistencias, los acomodos y "el arte de bregar", como diría Arcadio Díaz Quiñones, han convertido al puertorriqueño en un pueblo único y diferente, en continuo debate y transformación a ambos lados del océano.”
Naranjo Orovio
Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Hago votos para que logren mantener su identidad y no permitan que su idiosincrasia y su sello particular se siga desdibujando. Deseo que volvamos a escuchar sus voces como voces propias y no como ecos de voces ajenas.

Calle a la entrada de Fortaleza en San Juan

La música de Puerto Rico es muy rica y va desde la música jíbara o campesina, pasando por el jazz, la salsa, la charanga y por último el nuevo reggetón. Lo clásico es muy propio muy auténtico. La música jíbara es maravillosamente ingenua, alegre y dulce.

Los invito a conocer este maravilloso regalo musical de Puerto Rico. Visiten conmigo esta página:
http://www.musicofpuertorico.com/index_es.htm

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